Todas las mañanas cogía el mismo autobús, con la misma gente y el mismo olor a podrido. Ése que los no muy aseados dejan escapar de sus sucios poros. Pero a ella le daba igual, porque en cuanto bajara del vehículo, justo en ese preciso instante, le vería.
Ese día estaba más guapo que nunca y no fue capaz de mirarle a los ojos siquiera. ¿Desde cuándo una sonrisa es motivo de vergüenza?. Sólo seguía andando, esperando que al día siguiente su ego e introversión le permitieran esbozar un simple gesto alegre.
Y mientras ese día llegaba y su vida no conseguía amenizar su existencia, ella permanecía a la espera, cruzando los dedos para que fuera él quien diera el primer paso. Cosa de tradición, supongo.
Las hay que jamás arriesgan y encima se quejan.
17/6/08
Ella era así
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3 cosita(s) que decir:
"No hay peor fracaso que el no haberlo intentado"
ahí queda eso. quiero terminar ya, no sé como se lo digo!
Alejandro queda poco! a mí hasta el lunes! pero sólo dos exámenes, y uno de ellos es mañana :)
Podemos!
No entiendo...
A mí me quedan tres U_U
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