17/6/08

Ella era así

Todas las mañanas cogía el mismo autobús, con la misma gente y el mismo olor a podrido. Ése que los no muy aseados dejan escapar de sus sucios poros. Pero a ella le daba igual, porque en cuanto bajara del vehículo, justo en ese preciso instante, le vería.

Ese día estaba más guapo que nunca y no fue capaz de mirarle a los ojos siquiera. ¿Desde cuándo una sonrisa es motivo de vergüenza?. Sólo seguía andando, esperando que al día siguiente su ego e introversión le permitieran esbozar un simple gesto alegre.

Y mientras ese día llegaba y su vida no conseguía amenizar su existencia, ella permanecía a la espera, cruzando los dedos para que fuera él quien diera el primer paso. Cosa de tradición, supongo.







Las hay que jamás arriesgan y encima se quejan.

3 cosita(s) que decir:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

"No hay peor fracaso que el no haberlo intentado"
ahí queda eso. quiero terminar ya, no sé como se lo digo!

Un pedacito de mí dijo...

Alejandro queda poco! a mí hasta el lunes! pero sólo dos exámenes, y uno de ellos es mañana :)

Podemos!

iketius@hotmail.com dijo...

No entiendo...


A mí me quedan tres U_U