El aborto es un derecho. Lo dice la ley y no hay organización ni persona(s) capaces de cambiar eso. Sin embargo es raro el mes que no llega a los medios noticia alguna sobre manifestaciones o protestas contra una práctica que es necesaria. La última ha tenido lugar en Sevilla, donde cerca de 2.500 personas se han manifestado recientemente aprovechando la celebración en la ciudad del Guadalquivir del IX Congreso Internacional de Aborto y Contracepción, al que acuden personalidades y expertos de un gran número de países.
No puedo dejar de pensar en esas personas que critican un derecho defendido por una ley; seguramente sólo tengan el punto de vista de que los hijos son una bendición, un regalo del Señor o cualquier idea semejante. Es muy respetable creer en la llegada de los hijos como algo positivo, pero no lo es tanto criticar que otras mujeres no deseen(normalmente debido a situaciones problemáticas), no puedan o no se encuentren en condiciones de dar vida a otro ser humano. Las circunstancias que están detrás de cada mujer que decide interrumpir su embarazo se mueven en torno a la precaria situación económica, las locuras adolescentes, la prostitución descontrolada o las violaciones, entre otras. No debe ser fácil para ellas tomar una decisión que siempre supondrá un golpe a su personalidad, por mucha ley que les reconozca ese derecho. Cuando uno se manifiesta en contra del aborto defendiendo el derecho a la vida no es consciente, tal vez, de que cuando una mujer decide abortar no está oponiéndose al respeto a ese derecho, sino que trata de buscar una solución a algo que, más que un regalo divino, se convierte en una condena para ella.
Claramente debe prevalecer el bienestar de los vivos frente a cualquier amenaza. Los embarazos en situaciones positivas no suelen venir acompañados de abortos.
Dudo mucho que abortar sea una oposición a la vida. Estas organizaciones deberían dejar de hacer demagogia y engañar a la población haciendo creer que quienes apoyan esta ley pueden ser tachados de opositores a un derecho tan importante.
24/10/10
Los demagogos del derecho a la vida
20/10/10
Cuando las tecnologías contaminan
Todos tienen Facebook, ¿quién no?. No importa qué edad tengamos, a qué nos dediquemos, en qué sector político nos bañemos ni con quién nos relacionemos: estar en la red mola cantidad. Y no lo digo yo, sólo es el reflejo de lo que es una realidad. No hay maquillaje. Cuando nos preguntan la temible "¿cuántos amigos tienes en Facebook?", esperando obtener un "más de 200 ó 300", lo único que nadie responde es "¿ a ti qué te importa, guapo?". Me pregunto yo, ¿desde cuándo es un signo de madurez inmiscuirse en la vida de los demás?. Pero lo preocupante es que nos sintamos acobardados por el simple hecho de escuchar ese temible enunciado. Nos creemos que por tener más "amigos" en Facebook somos más guais, yupis, interesantes, modernos, sociables. Sin embargo ninguno de quienes reconocen poseer semejante vida amistosa puede explicar por qué considera amigos a estas personas. Los verdaderos amigos son los que están siempre apoyándonos, en todo momento; quienes nos dicen lo que hacemos mal y se enfadan cuando actuamos de forma incorrecta; los que nos cuidan cuando estamos enfermos y se quedan a nuestro lado un sábado por la noche si nos ha dejado nuestra pareja.
No importa tener menos de 50 personas en nuestra lista de amigos de una red social, siempre que sepamos que alguna de ellas podría escucharnos en momentos desesperados. El amor que se liga a la amistad no está sujeto a cantidades, sino a hechos y cualidades humanas.
No siempre la tecnología supone una evolución. Lo absurdo tiene que ser rechazado.
26/9/10
La pena estadounidense
Lo que menos podía apetecerme esta mañana cuando he entreabierto los ojos era encontrarme, en mi momento desayuno (en mi caso, casi sagrado), con una noticia como la que hoy domingo aparece en El País. La pena de muerte es uno de los escándalos más debatidos de todos los tiempos, por todos y cada uno de nosotros y especialmente por parte de los medios de comunicación. En la noticia publicada hoy se narra la comunicación de 3.000 presos de Estados Unidos, 300 de ellos en el corredor de la muerte, con el exterior mediante la página web www.writeaprisoner.com. En ella, los prisioneros tienen la posibilidad de colgar informaciones y fotografías propias para que cualquiera pueda perderse en su historia y tratar de comprender que, como ellos mismos opinan, no son monstruos. Todos ellos reconocen ser víctimas de infancias indeseables, malas compañías y decisiones inmaduras por las que ahora esperan el momento en que abandonarán este mundo.
Con unas condiciones de soledad y marginalidad infrahumanas, la mayoría de los condenados y condenadas permanecen en el corredor una media de diez años, aunque algunos cumplen el trigésimo aniversario de su estancia a lo largo de esta insoportable espera.
Es triste leer algo así, que continúe habiendo países dispuestos a dar ejemplo de lo que no está bien haciendo exactamente la misma barbaridad. De 50 estados que componen el gigante americano, son 38 los que practican la pena capital.
No soy capaz de expresar con claridad y contundencia mi opinión claramente en contra de estas prácticas. Os recomiendo leer la noticia.
6/5/10
I can't say it
There're moments when you can feel bad. But only worst of them introduce you into that feeling. Yes, you know what I mean. And so do I.
And I'd've been there if everything had gone in a different way.
But life isn't perfect. I already knew it.
4/3/10
Whatever I said, whatever I did, I didn't mean it... I just want you back for good...
Whenever I'm wrong, just tell me the song and I'll sing it
you'll be right and understood
Etiquetas: Sentir
31/1/10
Trim, Co. Meath
Etiquetas: Dublin
27/1/10
La vida sigue en Athboy
Cada una tiene su host family, esto es, la familia con la que vive en Irlanda y de cuyos hijos se ocupa cuando los padres se ausentan (casi siempre por motivos laborales), mientras el fondo común sigue siendo aprender inglés y, por ende, vivir una gran experiencia en la otra punta de Europa (sí, exagerar me gusta). Los fines de semana aprovechamos para alejarnos un poco de la rutina diaria: levantar niños, vestirlos, darles el desayuno, prepararles el lunch, limpiar sus habitaciones y ordenarlas, planchar su ropa, ordenar la casa y hacer la colda y plancha, alimentar al perro (aquí todo el mundo tiene uno), pasar la aspiradora...En fin, todo. Sin embargo, de forma gratificante me he dado cuenta de lo rápido que puedo llegar a hacer todo eso en un día, con lo que fabrico mi propio espacio de tiempo en el que leo, veo la televisión y mis series favoritas en inglés y siguiendo la última temporada (ventajas de no tener que esperar el doblaje), camino y camino viendo ovejas, caballos y todo tipo de animales de campo, degusto cafés en la cafetería con chimenea situada en el centro del pueblo, etc. Todo esto, claro, con la lluvia como acompañante habitual.
Pero el viernes la cosa cambia: tras la cena a las 7 de la tarde, como tardísimo, y una buena ducha, quedamos en nuestro punto de encuentro: The Waxies, un pub de Athboy en el que la chimenea ameniza las veladas. Pintas los que las disfrutan y una copa de vino para una servidora dan sabor a las primeras horas de la quedada. Después, todo torna en lo típico: gente alcoholizada perdida tratando de no vomitar en pleno pub, babosos "tocaculos" dando por saco toda la noche...lo normal vamos. El sábado, más de lo mismo, normalmente con cena de chino take away antes de la salida nocturna.
Menos mal que los weekend son tan divertidos. Si no, no sé cómo aguantaría toda la semana de parloteo en inglés con niños muchas veces insoportables. Aunque, pese a todo, se les coge cariño.
Etiquetas: Dublin