Hoy me apetece ir allí. Porque jamás lo he pasado tan bien en ningún lugar y porque es el entorno natural más bonito que he visto, junto con Mallorca, por supuesto.
Andar por Ordesa y escuchar atentamente el crujir de las piedrecitas en el camino, mientras la mochila a la espalda te hace polvo. Sí, un fastidio, pero te sientes libre de cargas e industrializaciones diarias, sin necesidad de coger el metro o esperar a que el semáforo mute su tono rojo furia para poder cruzar la calle, repleta de manchas y residuos de la contaminación, causantes de la alergia que nos impide vivir sin trabas ni colirios.
Y lo mejor de todo: ver los bambis.
Este verano voy. Lo prometo.
3 cosita(s) que decir:
Ya me gustaría a mi... en vez de estudiar...
Hoy soñé con las carreteras bordeadas de abetos frondosos del valle de Benasque. Y me he despertado con unas ganas increíbles de largarme al norte. Y mandar al carajo a esta enorme y espídica ciudad.
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